Para Dąbrowski, un individuo se desarrolla atravesando cinco niveles. Este camino no tiene que ver con las edades cronológicas; tampoco supone que todas las personas atraviesan los cinco niveles durante su vida en este mundo: muchos pueden transcurrir toda su vida en el primer nivel, o en el segundo… Cada persona recorre un proceso hacia la autoactualización de manera única e irrepetible, donde lo único constante es el cambio. Para Dabrowski son justamente las situaciones vitales de profundos replanteos, conflictos y crisis las que permiten el crecimiento, ofrecen la oportunidad de diseñar la vida creativamente, y de evolucionar como personas humanas.
La evolución parte de organizaciones mentales primitivas impulsada por necesidades de gratificación biológicas y adecuación acrítica a normas sociales (Nivel 1). En el paso a niveles superiores de funcionamiento, el individuo trasciende el determinismo biológico y social y se convierte en autónomo. El avance entre un nivel y otro se logra a partir de conflictos o “desajustes positivos”, que no están exentos de dolor y sufrimiento, pero son los que empujan al individuo a la instrospección y a realizar elecciones conscientemente valorizadas.
Nivel 1 – Integración primaria. La persona se percibe “integrada”, coherente, sin conflictos. Está regulada por lo impulsivo, lo automático y lo inconsciente. Egocéntricamente, se orienta a satisfacer sus necesidades básicas. Tiende a relacionarse con el ambiente externo usándolo para conseguir sus propios intereses. Sólo se conflictúa cuando las circunstancias externas no coinciden con lo que desea. Pero estos conflictos no conducen a cambios en la estructura mental. La persona carece de una perspectiva temporal que le permita cuestionarse el papel que juega el flujo del tiempo en el escenario de una realidad en constante cambio. Por ende, no puede enfrentarse a imaginar su propia muerte. Tiene poca capacidad para sentir empatía, para experimentar el sufrimiento de los demás y, en general, un bajo nivel de emocionalidad.
Nivel 2 – Desintegración uninivel. El sujeto contrasta los valores sociales y morales de su grupo de referencia con las tendencias egocéntricas que han motivado su conducta hasta el momento. Buscando ser aceptado, se produce un primer conflicto interno, se “desintegra”. Es susceptible a lo que piensan los demás, busca ideales externos. Como no posee una clara jerarquía de valores, los conflictos que experimenta provienen de su ambivalencia: a veces actúa llevado por sus tendencias innatas, y en otras veces por valores sociales.
Nivel 3 – Desintegración multinivel espontánea. La persona se cuestiona “lo que es” y lo confronta con lo que cree que “debería ser”. Surgen conflictos entre sus tendencias y sus valores, que provocan tensión mental, ansiedad y crisis. La aparición de síntomas indica que comienza a jerarquizar, a distinguir lo positivo o lo negativo, a sentirse insatisfecho consigo mismo. Se agudiza la conciencia, los sentimientos de vergüenza y culpa. La posibilidad de elecciones diferentes resulta perturbadora porque se pierden las bases que alguna vez fueron seguras y familiares, sin ver todavía el camino hacia el futuro. Hay fuertes deseos de volver a la seguridad de la uniformidad. Muchos pueden experimentar la experiencia de “la noche oscura del alma”, una crisis existencial.
Nivel 4 – Desintegración multinivel autodirigida. El sujeto asume la necesidad de cambio en base a su ideal personal. Se compromete con responsabilidad hacia sí mismo y hacia los demás, con empatía. Se ubica como observador externo de sí mismo, lo que le permite autoevaluarse y comprenderse, discrimina los elementos positivos y negativos de su ambiente, respecto a su desarrollo. Construye una jerarquía autónoma de valores, que contempla también valores humanos universales, y toma decisiones en base a ella.
Nivel 5 – Integración secundaria. El sujeto alcanza su autoactualización, que supone autoconocimiento y autoelección. La jerarquía de valores interna supera las limitaciones contextuales para llegar a valores universales, promoviendo en el individuo comportamientos responsables, compasivos y altruistas hacia sí mismo y los demás.
Analía, mi brillante compañera dabrowskiana, encontró este video y se tomó el trabajo de subtitularlo en español. Pueden conocerla a través de su Instagram @analia.a.novelli. Ella se contactó con el creador del video, Jean-Luc Brévant, y le solicitó permiso para incluirlo en mi blog ¡Gracias a ambos! ¡Son fantásticos! Acá está el link para que lo disfrutes:
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¿Se acuerdan que Abraham Maslow elogió su teoría? ¿Encuentran relación entre la Pirámide de necesidades de Maslow y los niveles de Dabrowski?